Freak: todo esto parece muy “raro”

Freak: todo esto parece muy “raro”

Mucho de todo esto suele parecerme muy “freak”.

Y es mejor acudir a una fuente curada, como el diccionario Merriam-Webster, ahora en versión on-line por supuesto, para entender qué es algo, o alguien “freak”.

Permítame iniciar con esta definición. “Freak” es “una idea repentina y extraña o aparentemente inútil o un cambio de opinión”. O bien, “una acción o evento aparentemente caprichoso”. Y quizás, más recientemente, “Freak” también se utiliza para referirse a personas obsesionadas con algo.

Para mí, lo “freak” comienza con el video de una canción de Aerosmith en los 90´s. Steven Tayler, vocalista de este famoso grupo rockero, lleva escrito en el abdomen, justo bajo el ombligo la palabra “freak”. Se me hace “raro”. Y Adriana, aquella amiga de la adolescencia a quien siempre recuerdo con crayones multicolores, me dice “¿Y vas a usar esa palabra sin saber que significa?”. Tengo 17 años…no hablo bien inglés para aquel entonces: me queda la duda…¿por qué “freak”?

Son los años, el estudio y la serendipia quien me encuentra con un maravilloso libro, del cual colecciono ya secuelas, precuelas, o lo que los autores se inventen. Es “Freakonomics” de Steven Levitt y Stephen Dubner. Si. La portada cita a otro de mis autores favoritos en esto de los negocios, Malcolm Gladwell, quien dice sobre “Freakonomics”, “prepárese para ser deslumbrado”. No me preparé, pero quedé deslumbrado.

Más aún quedo deslumbrado con el formidable “podcast” que Stephen Dubner produce, del mismo nombre, “Freakonomics” y que me ayuda a sobrellevar de mejor manera el tránsito “freak” del área metropolitana del Valle Central costarricense. He oído ya más horas que la propia lectura del libro, y encuentro cada vez más afinidad e intereses.

“Freakonomics” estudia el lado oculto de todo. Es el abordaje lleno de curiosidad de aquellos eventos económicos, sociales, que quizás para muchos nos son inadvertidos, despreciables, marginales. Este libro y podcast, me enseñaron a pensar y repensar sobre los eventos de forma diferente. A tratar de entender el lado “freak”: caprichoso y raro de muchos aspectos de la economía. Y yo, en mi afán de ingeniería, lo llevo al mejoramiento continuo y la calidad.

Permítame apuntar, en un intento por emular a los autores de “Freakonomics”, varios fenómenos que considero “freak” en la economía costarricense o en otras interacciones, y quizás un poco de elementos con calidad y mejora continua. Debo prevenir: no estoy emitiendo juicios de valor; por el contrario, es esto más un ideario, una lista de temas a explorar formalmente, con datos, con evidencia, para entender mejor lo caprichoso de su comportamiento, lo “freak”.

Empecemos.

¿Por qué los costarricense no se van de casa ´de sus padres a los 18 años? Algunos permanecen por décadas. Este es un fenómeno que alude a la comparación con los Estados Unidos de América. Muchos de mis amigos costarricense, co-generacionales, vivieron con sus padres hasta pasados sus treinta años, algunos otros más de 40 años y otros pocos siguen viviendo con sus progenitores. No pagan mayor cosa por el mantenimiento del inmueble; tienen comida caliente, ropa limpia, dormitorio preparado, todo generalmente patrocinado por el esfuerzo materno, con alguna que otra objeción paternal. Muy distinto a mis amigos estadounidenses, quienes luego de salir del “high school”, emigraron a otros estados a estudiar sus carreras universitarias, o simplemente, encontraron uno o dos empleos y se acomodaron en el primer apartamento que pudieron. ¿Dependencia contra independencia? ¿Es la economía la que impide al costarricense buscar su apartamento y salir de casa de sus padres? Quizás. ¿Hay una cuota de “alcahuetería paterna”, de esa que encubre a sus hijos y les protege con el “pobrecito, la cosa no anda bien”? Y es que “la cosa”, es “la cosa”: la economía, la relación con el novio, la novia, o ambos; el estudio, el trabajo. No sólo por comparación es esto “freak”, sino que levanta preguntas como: Si propiciamos que más costarricense dejen su hogar paterno lo antes posible ¿es esto una forma de dinamizar la economía? Vamos, después de todo “el sueño americano” no es más que una fenomenal idea económica: salga de casa, y busque casa, porque quién casa tiene, al menos unos muebles ocupa, y luego quizás TV, cable, streaming, comida, ropa y esa ropa hay que lavarla, para lo que el jabón ayuda, y consume agua, electricidad que hay que pagar… Es el ciclo de la economía, demanda y oferta en movimiento. Pero, suceden cosas “freak”, raras, interesantes, para más preguntas: ¿Quiénes se queda en casa de los padres son costarricense que no completan la secundaria, son universitarias graduadas o ambos hasta cierta edad? ¿Cuál es la edad en la que se van? ¿Por qué se van de casa finalmente, si es que lo hacen?. No resulta inusual en la clase media costarricense encontrar la casa de los padres, con construcciones anexas, a veces llamadas “apartamentos”, que son espacios habitacionales que construyen los progenitores, con o sin ayuda de los hijos, para hospedar a los hijos, sus parejas, los nietos y otros inquilinos. ¿Cómo funciona esta economía compartida? ¿Qué impacto tiene en la calidad de vida de los padres, las madres, los hijos, y los hijos de sus hijos? No muy lejos de la que ahora es mi casa, donde vivo con mi linda esposa, conozco a esta madre, quien hospeda a sus dos hijos, una nieta, ocasionalmente hermanos de su ex-esposo, todos en armonía con un nuevo gato y dos perros. Me recuerda la casa de mis abuelos paternos. Papá se casó con mi madre a los veinticuatro años, y a esa edad salió de casa de mis abuelos. Pero, uno de mis tíos recurrió a la construcción del “apartamento”, y salió de aquella casa una semana después de la muerte de ambos abuelos; salió ese tío con cuatro hijos, esposa y todos los “chunches”, como decimos en Costa Rica. ¿Es esto contraproducente para la economía? ¿Es en todo caso una respuesta natural, de sobrevivencia económica? Y hay muchos casos más, como los “niños boomerang” en Estados Unidos, las “abuelas que son mamás y niñeras de sus nietos”, delincuentes auspiciados por padres que se hacen de la vista gorda o se vuelven cómplices. El tema da para estudiar, platicar y explorar, sin dejar de lado que la calidad y el mejoramiento de la sociedad quizás deba escudriñar más este fenómeno y diseñar los ajustes que permitan aprovecharlo o corregirlo.

Mi siguiente tema “freak” ha estado en la palestra del conversatorio costarricense algunas veces más, en estos últimos años: ¿Es negocio ser empleado público? No hay nada de malo en ser empleado público, aclaremos esto. Lo interesante, lo “freak”, son las inequidades y algunas manifestaciones tangibles de estas diferencias con el sector privado.

No hablemos de privilegios, sino de cómo esos beneficios laborales se traducen en otras “cosas”. Tengo colega que trabajan para Amazon.com, la enorme, gigante empresa de ventas por internet y mucho más. Estos amigos, tras poco más de cinco años de trabajar en esta empresa han vendido las acciones que el empleador les dio como beneficio y muchos con millonarios en escalas de Estados Unidos de América; otros han comprado casa propia y casa de campo en La Fortuna de San Carlos, con vista escénica frente al volcán Arenal, casi que, en efectivo, es decir, sin caer en necesidad de préstamos. Algo como esto es maravilloso. Usted trabaja, mientras los beneficios del empleador en retribución a su trabajo le permiten amasar una fortuna para irse a vivir, bueno, a La Fortuna (aunque la verdad, casi todos rentan la casa en Airbnd, ¡vamos, tan solo tienen 35 años de vida). Ahora el caso de amigos trabajadores estatales. Conozco de todo. Desde aquel que se retiró con un bono de jubilación de casi un cuarto de millón de dólares, hasta quienes aún busca se esfuerzan por encontrar una plaza en propiedad para ejercer sus trabajos. No muy lejos de donde vivo, los vecinos llaman a cierta parte del vecindario “la zona estatal”: son casas grandes, lujosas, con espacios para estacionar hasta cuatro automóviles, y es llamada así porque muchos saben que los dueños de esas casas son trabajadores del estado, empleados públicos. Pero hay un grupo además que vive esta realidad, como una tercera Costa Rica: el empleado privado que no trabaja para Amazon.com, ni para ninguna multinacional. Este es un personaje que no vive en enormes casas, quizás renta, y a lo mejor conoce La Fortuna en una excursión o ahorrando para ir a las aguas termales. Vamos no es tan mala la empresa privada, ya que tenemos también a los emprendedores y quienes topan con suerte de trabajar en una empresa decente que les dan salario para vivir y hacer algo de ahorro. Este grupo no tiene privilegios que le permitan un retiro millonario ni recibe acciones a cambiar en Wall Street: es una trabajadora que recibe salario, cuyos patronos le pagan el seguro social así como todo lo que la ley pida y su mayor beneficio es el salario y talvez café gratis en las mañana precolado por varias horas, fiesta de fin de año, y otras cositas no tan “freak” como el amigo trabajador público que me contaba por WhatsApp “lo bonito que es París en verano”… Más cercano al de la Cuarta Costa Rica, tenemos otro personaje: el que vive en la informalidad, por decisión o por lo que él o ella llaman “destino”. No tiene trabajo y cuando encuentra alguno el patrono es un pillo que ilegalmente violenta sus derechos laborales, así que mejor trabaja “en lo propio”. ¿Son algunos de estos costarricenses vendedores de frutas en las esquinas, albañiles, peluqueros, conductores de Uber? Los hay. Todo esto es “freak”. Es la economía. Saldrán los sociales, los comunistas, los neoliberales, neopentecostales y otros a explicar. Para mí, desde la perspectiva “freakonomics” con un tinte de calidad, lo que me ocupa es entender cómo este enredo socio-económico termina por afectar la calidad de vida. ¿Estamos cada vez más cerca de “múltiples Costa Ricas” y que salve quien pueda?

Termino con un tema “freak”, para luego solo enlistar otras ideas. Si usted estornuda ¿qué le responde un costarricense? Salud. ¿Y si estornuda tres veces seguidas? Salud. Dinero y amor. Y lo “freak” de esto lleva pensar en las calidades del costarricense para explotar económicamente elementos de la idiosincrasia. Ya Costa Rica es un caso “freak”: un país que se declara “verde”, con buenas cosas, pero con enormes y profundas contradicciones. Es el país de “99% de energía limpia” con la cuenta, el río, más sucio de América Central, y por lo tanto en el “top” mundial. Costa Rica es “freak” desde 1948 o antes por su abordaje pacifista, sin ejército, y muchas escuelas, secundarias, universidades. Un país “freak” del eco-turismo, que aún debe mejorar mucho más. Le cuento esta anécdota: de vieja por un país del Caribe me llevaron a un tour. Me gusta hacer hiking, no tanto montar a caballo. Insistí en caminar. Los organizadores del tour insistieron más en que la jornada era a caballo. Y ahí estaba yo: a caballo, a jamelgo, sin casco, sin seguros, y con el hospital más cercano a cuatro horas. De regreso en Costa Rica, en un parque nacional, me encuentro asediado por decenas de “guías turísticos” quienes por veinte dólares me hacen el recorrido en el Parque Nacional Manuel Antonio. Uno de los guías se me aproxima vestido como el mejor “hiker”, con telescopio, binoculares, iPad, guía de ornitología y un carnet del Instituto Costarricense de Turismo: aprendí mucho ese día. Pero, Costa Rica es también como mi gira equina en el Caribe. La calidad de los servicios turísticos se improvisa, se violenta en muchas ocasiones. Desastres han ocurrido ya. Fatalidades lamentablemente. ¿Si es la economía verde tan rentable para el país, por qué no hay mayor dedicación de recursos a la estandarización? ¿Sufre Costa Rica de un fenómeno como el de las réplicas chinas de bolsos de marca, o relojes ultrafinos? Es decir, al ser tan buen negocio el turismo, entonces ¿surge “piratería turística”? ¿Cómo termina esta piratería, informalidad o falta de estandarización afectando la imagen, la buena imagen “freak” de un país Pura Vida, tuanis, de gente amable y cortés que siempre dice “buenos días”, “con mucho gusto”, “estamos para servirle”? La calidad y el mejoramiento de los servicios turísticos depende de la idiosincrasia como fundamento, pero, resulta “freak” que esta mega industria no sea tan regulada como otras. ¿Por qué? ¿Acaso la experiencia del cliente no se puede ver afectada? Claro está que el ecoturismo, sobre todo el turismo de aventura, puede llevar a grandes experiencias, y acerca a la muerte… Así como un dispositivo médico mal manufacturado también puede matar. ¿Más estándares de calidad para el mejoramiento continuo o bien usar modelos existentes para la industria? ¿Si se hace esto dejaría de ser rentable? ¿Qué busca el turista? He aquí otro punto “freak”: no es Costa Rica solo el destino de extranjeros que deciden retirarse y compara propiedades en esta zona del mundo (luego hablamos de la gentrificación que esto promueve), ni de los surfers o familias que quieren pasar un buen rato en el trópico; también hay turismo sexual, ilegal, pero real. Y se mezcla con el turismo de negocios, pero ¿el turismo gastronómico? ¿Por qué no es Costa Rica el “Perú” de América Central, otro “Perú” culinario? Es un tema “freak”. Pura vida para estudiar, y luego mejor, emprender acciones que mejoren la calidad de vida de muchos.

Leyendo “Freakonomics” y oyendo el podcast del mismo nombre, no puedo terminar sin enumerar algunos temas controversiales que quizás usted quiera discutir conmigo, y sobre todo accionar para lograr mejoras. Me permito enlistar temas de discusión:

legalizar o no el consumo de marihuana
uso de drogas psicodélicas en microdosis para el tratamiento de enfermedades mentales
prostitución legalizada, y por lo tanto que paga impuestos y tiene planes de retiro
¿qué necesita Costa Rica para ser el mejor destino gastronómico de América Latina? Vamos, ya tenemos a México y Perú liderando…
cobrar por la basura, por kilogramo. ¿podría esto invitar a no generar basura o sería un desastre para el mercado de consumo?

Freakonomics me ha enseñado a tener interés en la economía “freak” y entonces, como todo buen libro, le guardo aprecio. Quizás más aún cuando me encuentro tratando de entender el lado “freak” de muchas cosas. ¿Le pasa a usted igual?

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Original: Lunes 11 de Noviembre, 2019.

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