La Fiebre de los Peluches Beanie y nuestras anécdotas de negocio

La Fiebre de los Peluches Beanie y nuestras anécdotas de negocio

Le voy a platicar un poco sobre La fiebre de los Peluches Beanie y sobre mi experiencia en la manufactura de peluches, y otras del mundo de los negocios con las que me identifico plenamente.

La fiebre de los Peluches Beanie es una película que narra parte de la creación de la empresa Ty Inc., fabricante de peluches en Estados Unidos. Particularmente la película desarrolla tres historias sobre la  relación de Ty Warner, co-fundador de la empresa, con tres mujeres que le ayudaron a convertir la compañía en un éxito empresarial con ventas de miles de millones de dólares.

La historia se desarrollara durante la década de los 1980´s y 1990.

Escuche este artículo en nuestro podcast.

Robie, Maya y Sheila son las tres co-protagonistas de la historia. Robie le ayuda a Ty Warner a fundar y levantar la empresa; Maya es una joven pasante que se convierte en el cerebro de mercadeo y ventas; Sheila, madre soltera con dos niñas, quien desarrolla un relación amorosa con Warner que le permite conocer más sobre la personalidad de Warner.

The Beanie Bubble, nombre que recibe la película en inglés, se une a historias sobre “burbujas de la economía” en Estados Unidos y quizás en el mundo. Burbujas como los NFT, Theranos y otras historias más.

¿Cómo es posible que el mercado empiece a considerar que un peluche es una pieza de colección o activo económico?

¿Fue por la coincidencia del advenimiento de internet y especialmente e-Bay como plataforma de subastas? ¿Es más que eso?

Una historia de negocios que muestra el ascenso de Ty, Inc. (empresa que aún existe y sigue vendiendo juguetes (peluches)). Pero, también narra cómo Ty Inc aprovecha la conducta del mercado para crear una serie de peluches (Beanies) que llegan a ser el producto estrella de la empresa, impulsado por compradores que ven en el peluche una “moneda”, un elemento de colección, que les permite subastarlo en sitios como e-Bay y ganar fortunas personales. Un verdadera locura.

Lealtad, Traición. Éxito. Caídas. Espere una película que muestra como Ty Warner crecen, evolucionan y entran en el deterioro de sus relaciones personales y de negocios en el contexto del crecimiento de Ty Inc. Muy interesante, bien narrada y entretenida. 

Nuestras anécdotas de negocio.

Para mí los peluches fueron parte de mi infancia, pero no como quizás usted lo imagina. Tuve uno que otro peluche, pero en realidad para mi eran el trabajo de medio tiempo de mi madre. Para aquellas épocas de los 1980´s una señora, vecina de la zona en donde vivíamos en San José, Costa Rica, decidió junto con su esposo, y en un esfuerzo de familia, lanzar también un negocio de peluches.

Tras ver la película de los peluches Benie me pregunto si la señora sabía lo que pasaba en Estados Unidos, pero creo que no. Lo que ella sí tenía claro era que los peluches eran un buen negocio. Había logrado contratos con las más importantes jugueterías del país, incluyendo algunas en el centro de la ciudad capital, así como en tiendas pequeñas alrededor de todo el país.

La fábrica de juguetes de la vecina se instaló en la misma propiedad en la que estaba su casa. Y en realidad era una fábrica, con espacio de almacenamiento de inmensos rollos de peluche, relleno, ojos plásticos, narices plásticas de perros, osos, gatos, y también lazos decorativos, bisutería y decenas más de artículos. En el fondo de la fábrica la zona de producción y la bodega de producto terminado. Una pequeño negocio pujante.

Yo vi como esta vecina y mi madre creaban centenares de peluches. Desde pequeños ositos, conejitos, gatitos, perritos, hasta inmensos venados (muy populares en Navidad), bull dogs inglés gigantes de un metro de alura que era el mejor producto en época de San Valentín, esto sumado a marionetas, títeres y más. A mí me encantaba acompañar a mamá.

Mientras ella trabajaba yo estudiaba en una mesita cerca y luego pedía ayudar en algo. Recuerdo buscar relleno, ayudar a rellenar animalitos de peluche e intentar colocar ojos, narices u otros componentes de la criatura peluda (en eso me iba mal, la goma caliente y yo no nos llevamos bien, y estoy seguro el producto que me daban en muchos casos eran unidades dispuestas como defectuosas). Buscar patrones, moldes, trozos de peluche para completar las figuras. Definitivamente mi primera experiencia de fabricación (quizás desde esas épocas ya me gustaba la ingeniería industrial y manufactura, quizás).

El negocio de la vecina prosperó por años hasta que poco a poco la globalización, el aumento de la demanda y otros aspectos de planificación del negocio llevaron al cierre de las operaciones. Siempre agradeceré la experiencia, que quizás no llevó a una “fiebre de peluches” como en Ty Inc, pero si ayudó a llevar ingresos a mi hogar y me dio estas memorias.

Pensándolo en retrospectiva se convirtió en mi primera experiencia cercana con el cierre de una pequeña empresa. Ser parte de quienes directa o indirectamente se ven afectado por el cese de operaciones y entender que a nadie realmente le interesa más que a quienes “tiene la carne en el asado”.

Así son los negocios, empecé a entender. Las empresa vienen y van. Quizás algunos clientes respiren con nostalgia, pero días despúes estaban comprando peluches “made in China”. Y todo sigue, avanza, con o sin la pequeña empresa. El cliente busca la conveniencia, el valor como sea que lo defina.

En la película, Ty Warner discute con la co-fundadora, Robie, y palabras más, palabras menos, le dice que ella no sería nadie sin él. Le advierte que separarse de la empresa no solo es un error, si no que ella no será capaz de salir adelante sin él. Yo viví una escena similar, y creo que muchos quienes hemos tenido socios lo hemos vivido.

Le cuento sin “spoilers”: Ty Warner consigue el dinero para abrir Ty Inc, con Robie como co-fundadora. Al inicio se supone las responsabilidades y beneficios son compartidos por partes iguales. En determinado momento de la historia Robie descubre que Warner ha modificado los estatus de la sociedad y ella queda relegada a “una persona que ayudó algo”.

Justo esto viví yo. Décadas atrás en una sociedad de negocios que emprendí con un socio al inicio todo funciona de forma bastante equitativa. Con el paso del tiempo empecé a percibir que mi socio quería más participación en el negocio y ser capaz de tomar todas las decisiones unilateralmente. Es decir, el sentido de una sociedad ya no era fundamental para él. Tras múltiples desacuerdos tomé la dificil decisión de separarme de la empresa. Aún recuerdo ese día. Mi socio me miró directo a los ojos, con una mirada mezcla de ira y desprecio: “No sé si lo entiendes. Sin mí no hay clientes. No vas a aguantar ni un mes sin mí. Yo soy el motor de este negocio y vos no eres nada sin mí”.

Han pasado más de 18 años desde esa escena. Blackberry&Cross es una mipYME y logramos salir adelante. Así que esas sentencias, aprendí, son parte del calor del momento y después cada quien tiene que hacer lo que tenga que hacer. 

Si ve “La fiebre de los Peluches Beanie” quizás nos comenta si le recuerdan alguna anécdota en su experiencia personal o de negocios que hagan estas historias más cercanas y relevantes.


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