“¿Y entonces, todavía sabe hacer nudos?”
Curiosamente, esa es una pregunta recurrente de muchos y muchas a quienes les comento que durante mi niñez y adolescencia fui Boy Scout. Y a decir verdad, aun sigo siéndolo: lo que aprendí, aun lo recuerdo, lo vivo y procuro aplicarlo en mi vida diaria.
En mi biblioteca personal hay múltiples libros de Escultismo (el arte y ciencia de ser Scout). Varios de mis libros fueron escritos por Lord Baden-Powell, B-P de cariño entre la comunidad Scout, el fundador del movimiento. He aprendido infinidad de temas con estos libros: desde pionerismo, campismo, liderazgo, cómo ser un mejor ciudadano, un mejor miembro del hogar; además de primeros auxilios y emergencias, conservación del medio ambiente y quizás en menor exposición hasta actividades acuáticas. ¡En realidad ha sido una aventura!
Caminábamos cerca de las Calles 3 y 5, en intersección con Avenida 3, en la capital de Costa Rica, San José. Son los años 80. Mi mamá, mi abuelita Maruja y yo. ¿De dónde venimos? No lo recuerdo. Pero, si es vívido para mí el momento cuando aparece, casi oculta, discreta, un tienda con un pequeño ventanal y una rótulo que decía “Tienda Scout”.
¡Qué emoción encontrar la Tienda Scout! Para aquellos años tenía yo el mayor interés y participación activa en el movimiento Scout. Fueron los hermanos Vega, así como Eduardo (Guato, para los amigos), Roy y otros quienes convencieron a mis padres, principalmente a mamá de “dejar ir a su hijo único” a este grupo: la Tropa 111.
La Tienda Scout era el paraíso del escultismo para mí, con mis apenas 10 años. Ahí había de todo: salveques, cantimploras, brújulas, cuchillos, insignias, uniformes, tiendas de campaña, linternas y también libros. Libros sobre cómo ser mejor Scout. Después de varios minutos dentro de la tienda, mamá intuyó algo, aun cuando yo no pidiese comprar nada (son los 80, aquellas épocas que recordaré como “los años de Carazo”, y aun con mi escasa década de vida, ya desde los 5 años de edad, sé y experimento una economía muy limitada, y mi corazón se acostumbró a reprimir ciertos gustos y placeres ante la inevitable explicación resumida en “no hay dinero…quizás más adelante”). Fue entonces cuando mamá me da el libro “Manual para Scouts”. Ella y abuela se unen en consorcio y lo compran. Me regalan este maravilloso libros. En las gradas de la puerta de entrada de tienda yo sujeto con ambas manos aquel libro que huele, claro está, a “libro nuevo” y lo sé que ambas, mi madre y mi abuela, me instruyen sobre sacarle el mejor provecho al libro. Mamá, abuela: misión cumplida. Más de 35 años, aun le sigo exprimiendo contenido, y es mi humilde opinión que aprendí a ser un mejor hombre. No perfecto. Mejor.
Este libro, el Manual para Scouts, me abre un mundo de historia sobre el escultismo, las ideas y filosofía de B-P. Memoricé secciones enteras y esto me ayudaba en las reuniones de la Tropa, ya que aun siendo uno de los nuevos y más chicos miembros de la patrulla, Jimmy y Roy, mi guía y sub-guía respectivamente, empezaron a notar que en aquellas actividades en donde se competía por acierto de preguntas de la Trivia Scout, ahí estaba yo: el ahora experto historiador Scout.
Pero, el libro era más que una referencia de anécdotas. Era un Manual. Y un Manual está diseñado para leerlo, y poner manos a la obra. Y eso hicimos mis amigos de patrulla y yo.
Rastreo y acechamiento fueron de mis temas favoritos. Era el momento de ser mejor “hombre al aire libre”. Aprendí a trazar rutas y usar señales en el camino, para señalar la mejor forma de llegar de un punto a otro, indicar sobre riesgos, identificar algunas huellas de animales. Años después, ya en mis cuatro décadas de vida y haciendo caminatas recreativas-deportivas (hiking y treking, en inglés), discuto y apunto a los guías de las excursiones sobre sus limitadas capacidades de marcar la ruta y dejar señales para prevenir la pérdida del grupo. Nunca me perdí en una excursión Scout. Luego les cuento de mis caminata hiking…otra historia…y en donde me he extraviado por horas ya que las señales fueron mal diseñadas. Se me viene a la mente por mi inclinación de ingeniería: “¿Es esto administración visual después de todo?”.
Preparar una excursión o un campamento. El Manual me instruía sobre como prepararme para hacer excursiones de “camping” (y eso en hiking/treking me ha pasado la factura: no es lo mismo acampar que caminar por senderos. La preparación es distinta). Los campamentos requieren listas de cotejo, revisiones de calidad, coordinación entre equipos, prevenciones de seguridad y salud. Además, es necesario saber usar herramientas como el hacha, la pala, cuchillos y puñales, brújulas, “lectura de la hora usando el sol”, y muchas otras destrezas. ¿No es esto similar a un proceso y todos sus requerimientos? Lo es. Y un campamento es un proyecto. Creo que mi primer curso de “project management” fue a los 11 años entonces…
“Quizás sea bueno darles un curso de liderazgo”. Cuando escucho a gerentes de Recursos Humanos decir esto, yo reflexiono y les he dicho: mejor pregúnteles si fueron Scouts. Un buen Scout, uno bueno, aprende sobre liderazgo y lo aplica por años. Para mi sorpresa y decepción, muchas reclutadoras y especialistas en talento humano creen que bromeo, o no le dan importancia a mi sugerencia. Con mi Manual Scout yo estudiaba sobre liderazgo. Los Scouts somos equipos y nos formamos en equipos de alto desempeño, con una estructura de jerárquica basada en mérito y liderazgo. A mis 11 años yo aprendía sobre liderazgo autocrático, democrático y otros; me instruía sobre la labor del que lidera, y sobre de lo que es ser un buen dirigido: esto era sobre liderato compartido. Entendí la necesidad de crear una visión de la Patrulla y poder comunicarla; cómo también una líder conoce los problemas, examina datos, considera soluciones posibles, concluye y toma acción. Me ví expuesto a la inevitable serie de ocasiones en las que tenía que exponer mis ideas en público, lo que me llevó a mejorar en comunicación y preparación de charlas, entrenamientos, así como en el manejo de discusiones. Recibí años, muchos años de conocimiento y práctica en trabajo de equipo y liderazgo. ¿Cómo no recomendar que las entrevistas laborales pregunten por estas habilidades escultistas?
Aprendí mucho, mucho más, pero permítame platicarle sobre los nudos, ¿recuerda la pregunta que me formulan cuando se enteran que fui Boy Scout?. Los nudos son parte del pionerismo. “Hacer un nudo parece cosa sencilla; pero hay un buena y una mala manera de hacerlo. Por razones de estética, economía de cuerda y seguridad, el Scout usa el método bueno”. Así versa mi Manual. Fue Iván, nuestro Jefe de Tropa, en aquellos años, quien me lo dejó aun más claro en la práctica. “Ves ese árbol. Has un ballestrinque simple alrededor del tronco”. Yo vi el árbol, vi mi cuerda de cabuya y dije “¡jamás!, es imposible…la cuerda no alcanza…¡no se puede!”. Iván me pidió intentarlo y bueno…fracasé dos o tres veces. “Déjame intentar a mí…”, dijo Iván. Él tomó la cuerda y mientras hacía el ballestrinque me decía: “Si alcanza…es cuestión de economizar la cuerda”. Un par de minutos después el nudo ballestrinque lucía fijo, sólido, abrazado al tronco del árbol…Años más tarde, reflexiono y entiendo que mi primera lección de métodos y procedimientos LEAN Manufacturing, LEAN Thinking, fueron los nudos. Aprendí que un nudo es un proceso, y quien lo sabe hacer, lo sabe des-hacer, y entonces domina el proceso. No solo aun sé hacer nudos. Puedo hacer nudos Margarita sujetando la cuerda con los dientes, o un As de Guía en menos de ocho segundos, que para mi suerte lo he tenido que usar rescatando balones fútbol de niños vecinos que patearon la pelota al “guindo” y ante la mirada incrédula de muchos, yo tomo mi cuerda la sujeto a un árbol firme y resistente, me enfundo en un As de Guía y bajo por el barranco; también he rescatado materiales que caen por la colina y ayudado a personas a subir por empinadas laderas. “Es usted escalador…”, me pregunta la señora…”no, soy Scout”.
Me despido, de la única forma que podría: con mi mano izquierda dando un sincero y directo apretón, es la mano izquierda la que está más cerca del corazón y hace tradición Scout decir entonces que es un saludo más honesto, y es nuestra tradición. Y como podría despedirme sin exclamar ¡Siempre Listos!
Original: Lunes 28 de Octubre, 2019.
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