Los especialistas en LEAN Six Sigma, sea en empresas orientadas a la manufactura o a los servicios, se enfocan en reducir desperdicios, evitar costos y agregar valor, como lo decía Juran “un proyecto a la vez”, y por medio de la puesta en marcha de sistemas cada vez más fluidos y magros.
En algún momento al leer a Womack, “padre” del término LEAN, esbozaba que se deben considerar tres flujos en la empresa; se puede trabajar en la mejora de estos flujos:
- Orden a Efectivo
- Idea a Mercado
- Proveedor a Cliente
En términos del flujo “Orden a Efectivo” las labores fiscales-tributarias merecen atención especial. Orden a Efectivo es el flujo desde que el cliente coloca la orden de compra, hasta que la empresa recibe el efectivo. Parece un flujo “simple”. ¿Cuál proceso no lo parece hasta que usted empieza a entenderlo?
Una de las complejidades para los especialistas en LEAN Six Sigma es entender la mecánica tributaria. ¿Cómo realmente se mueve el dinero como parte de este flujo?
Una nota de aclaración: este flujo es generalmente de interés para aquellas empresas que realmente se preocupan por el flujo de efectivo dentro de las actividades operativas cotidianas. ¿Hay alguna empresa que no? Bien, las subsidiarias de empresas multinacionales tienden a vivir el efecto “sombrilla”, en donde están protegidos por la gestión de la casa matriz, quien envía flujo de dinero sea que el desempeño local funcione o no, contribuya o no en el flujo real de captación de efectivo.
Revisando proyectos en diferentes países de América Central y empresas que requieren más agilidad en la recolección del dinero (“collections”, llamada en inglés), podemos observar que realizan un abordaje enfocado en la rapidez de procesamiento de la orden de compra, la emisión y entrega de la factura, así como el seguimiento a cuentas por cobrar. Esto es muy bueno. Pero, muchos LEAN Six Sigma Specialists, olvidan la parte fiscal.
Según el sistema fiscal de cada país, la facturación al cliente no solo genera una deuda, esa promesa de pago que esperamos se cumpla; también invoca a una serie de mecanismos en donde el Estado espera impuestos.
Por ejemplo, en Costa Rica, sea que el cliente haya pagado o no, cada 15 de mes, es momento de presentar el reporte de recaudación de impuesto sobre las ventas (pronto IVA en Julio, 2019). ¿No ha pagado el cliente pero la factura se incluye en el reporte dado que es una cuenta por cobrar? Bien, la empresa debe pagar el impuesto IVA al Estado, si no paga exponerse a las multas por intereses. Es decir, si el cliente pagó en efectivo o dentro del plazo antes de la presentación del impuesto IVA, entonces en este flujo, la labor recaudadora de la empresa es más fluida: doy un servicio, cobro con la factura, recolecto el IVA, reporto el IVA, pago el IVA y todos felices.
Ahora considere lo que menciona Gilian Tans, principal directora de Booking.com:
“…gravar a las empresas con base en la recaudación, en lugar del ingreso neto, resultará en una carga impositiva cada más insostenible para aquellas con ganancias bajas y facturación alta…” (1)
No se pretende cuestionar si un país debe tener políticas fiscales de ingreso neto o sobre la base a la facturación total. Eso es otro “macro tema”. La pregunta es: ¿Sabe usted como LEAN Six Sigma Specialist analiza el flujo del dinero para cumplir los deberes fiscales? ¿Cómo afecta esto la utilidad de la empresa? ¿Hay desperdicios por pago de intereses que no deben pagarse si se hubiese honrado el pago del IVA a tiempo?
Un especialista LEAN Six Sigma debe saber sobre política y prácticas fiscales. No escudarse en aquello de “para eso llamamos al de finanzas”. Juntos “el de finanzas” y los expertos de LEAN Six Sigma pueden ayudar a la empresa a manejar mejor el flujo de dinero, honrar los compromisos fiscales, apoyar así la promesa de los impuestos que es el apoyo a proyectos de interés común.
¿Ha considerado el flujo tributario en sus proyectos de mejora? dèjenos sus comentarios.
Original: Miércoles 24 de Abril, 2019.
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